sábado, agosto 25, 2007

¿ROMAN QUIERE A BOCA O A SUS BILLETES?

Si hay algo destacó la posible transferencia de Riquelme al club de la Ribera fue el boom mediático. La aparición del 10 en el noticiero más visto de la televisión argentina fue tan sorpresiva como aquella en la que se despedía (al final por un tiempo) de la selección porque la salud de su madre se veía afectada por las críticas de la prensa. Esta prensa que el mismo usa para noticiar en primera persona sus desiciones más relevantes, sus deseos. Pero lo más importante, sus actitudes. Y si a todo esto le sumamos al flamante Jefe de Gobierno Porteño y actual presidente de Boca, Mauricio Macri, con su bulliciosa respuesta pública por el Riquelmegate, nos damos cuenta que esto no es una simple pelea por ver quien afloja más, sino ver quien quiere o tiene más poder.
Después de la exitosa participación de Román en la sexta copa que ganó el Xeneize y su regreso al equipo nacional, las posibilidades que vuelva a vestir la camiseta de la cual es se refiere como hincha, subieron como lo hicieron los mercados del mundo esta semana. Sabido era que la principal oposición vendría desde el Villareal, que no iba a “prestar” a su ex estrella sino que quería vender la ficha del futbolista. Fernando Roig, directivo máximo del club español se plantó en el frente de batalla y exigió un dinero irracional y poco visto en el último tiempo por Sudamérica. Llamado va y llamado viene, 17.500.000 de euros es el precio por la cabeza de Riquelme. Sí, un imposible para el mercado argentino.
Lo que parece imposible son las confesiones del jugador. Decir públicamente que jugaría en el club de sus amores por 9.000.000 de euros y de regalo “un año gratis, porque quiero jugar en el equipo del que soy hincha”, según sus textuales palabras, es de poco creer. Nadie dice que Riquelme no merece como el gran deportista que es ganar esa plata. Es más, lo vale porque con él, el equipo de Russo potenció sus chances y se convirtió en el mejor de América otra vez. Lo que es irascible es invocar una expectativa falsa en los hinchas, que son al final quienes más juegan este juego.

Nadie puede negar que lo quieren en el plantel. Desde el técnico hasta sus compañeros-amigos luchan y hacen fuerza para que la 10 que está guardada y sin uso, aparezca otra vez en el vestuario. El club ha hecho y ha pronunciado sus esfuerzos por retenerlo. Es claro y se sabe por los que conocen la interna de la negociación que ya se ha convertido en materia de análisis nacional, que Roig no tendría problemas en pagarle la plata que Román quiere y verlo sentado en la platea del Madrigal. Entonces, si Boca lo necesita, Román quiere jugar en el club y el Villareal está dispuesto a desprenderse del jugador, ¿por qué nadie resigna un pedazo de su postura para que todo sea un final feliz? Orgullo, no dejarse ganar por el otro y ser el que tenga la última palabra en esta contienda futbolera de hoy, es la solución.

¿Y Riquelme, que rol tiene en esta noticia central? Para algunos es la víctima, el que espera ansiosos quedarse en su país, como le piden hasta sus hijos. Otros creen que su accionar no gustó porque obliga a Boca a poner los billetes que tiene, pero que dejarían rengueando a la institución con mayor poder económico del país.
Como la frase lo dice, “a las palabras se las lleva el viento”. Habrá que ver que rumbo tienen en el futuro de quien no renuncia a nada por jugar donde él quiere…

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