jueves, mayo 03, 2007

TRIple Salto Mortal

Cuando la reacción, desmedida e inentendible de una sola persona, marca el desarrollo de una situación en la que participan muchos actores; se toma ese gesto, esa actitud, como detonante de una caída colectiva casi irrecuperable. Y aunque ustedes crean que estoy haciendo referencia a la patada del rebautizado Karate Kid Sessa a Palacio… se equivocan. Porque sí bien el carácter violento del 1 de Vélez apareció otra vez en la escena principal, lo que tiene que ser además cuestionado (y por sobre la reacción del arquero que es el fiel reflejo de un problema más allá del fútbol) fue el planteo sumiso y temeroso de Richard La Volpe.

Desde el comienzo del juego se lo vio mejor a Boca. Más metido en que eran los 90 minutos clave en la serie. Y no sólo porque se volvía a la Bombonera después de dos años de aquella escupida de Chino Benítez a Bautista, sino porque el rival le dejó el protagonismo del partido. Y a parir de eso, de la mano de un Riquelme que demostró que esta mejor que nunca y de las apariciones de Clemente por izquierda y con el despliegue de un Ledesma que es un termómetro en la mitad del campo, el equipo de Russo asesino intelectualmente al fútbol que pondera el ex técnico de la selección azteca.

Hubo una diferencia grande, casi gigantesca. Un equipo salio a desgastar a su rival. Paciente, tocando horizontalmente para franquear la defensa fortinera, Boca tuvo enfrente a un Vélez inexpresivo, sin razón de ser el grande que llegó a lo más alto del mundo. Con la dupla Castromán-Zárate más dispuesta a apretar la salida xeneize, un Escudero (goleador del equipo en la Copa con 4 goles) que no tuvo un tiro al arco en todo el encuentro y el nerviosismo colectivo que provenía de su rechazo por el arbitraje de Baldassi, el equipo del Bigotón confirmó que no tenía ideas. En cambio, Boca tuvo un lapso de juego, justo antes de la expulsión de Sessa, que rozó lo mágico. Toques en espacios reducidos, juego asociado y despliegue de sus futbolistas, todo bajo el ala protectora de Román. Si, ese tipo de jugador que para La Volpe ya no existe y no funciona en el fútbol moderno…
Luego de la patada que cambió la noche, y porque no la serie, el ánimo del partido fue otro. Vélez pregonaba buscar al juez para que emparejase la diferencia numérica, sin tener en consideración que como jugó, ese no era el problema. El Topo Gigio era la pieza que tenía que desmembrar la defensa impuesta para mantener la diferencia mínima. Y después de tanto buscar, Palermo tuvo su revancha con esos goles que sólo él puede hacer. Y cuando el 2-0 estaba casi sentenciado, otra vez el 10 puso el pase perfecto para la corrida de Rodríguez, que a lo Magic Johnson (o a lo Ronaldinho para buscar semejanza en el mismo deporte), puso la pelota sin mirar al primer palo de Peratta.

¿El salto y posterior golpe intencional de Sessa fue mortal para las aspiraciones del club de Liniers? Tal vez. ¿El planteo mezquino del Bigotón, que nada tiene que ver con su dialéctica futbolera, sumado a la mala relación con el platel fue mortal para su estadía en el fútbol argentino? Tal vez. ¿El 3-0 final de Boca sentenció la eliminatoria? Tal vez.

Lo único cierto es que mucho se puede hablar, nombrar, ejemplificar, pero la batalla del morbo tuvo su primer enfrentamiento. Y fue para los que creen que el fútbol es mucho más que un esquema sin sentido, que se convirtió en un triple salto mortal.

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