lunes, abril 16, 2007

Las sorpresas nunca terminan en el fútbol

En un mundo donde los chicos quieren saltar etapas, ya sea por influencia familiar o porque les ofrecen lingotes de oro revestidos de ilusiones, hay todavía señales que nos marcan el camino. Hay situaciones que enaltecen a los jugadores, que los elevan a un nivel máximo, se podría decir superlativo. Sólo comparable con la actitud, el empeño y la profesionalidad de los grandes. Y lo que se convierte en lo más valorable de todo: Encontrarse en lo más alto del podio, con tan sólo 22 años y una reciente titularidad.

Entonces, el clásico de los clásicos es el momento top. El partido que esta mirando el mundo, que analiza los pasos de todos los futbolistas, entrenadores, personalidades. Es el juego que te puede transformar en el nombre más amado (y también más odiado), Juan Pablo Carrizo fue el bastión para que un derrumbado River luego de la eliminación de la Copa, se alzara bajo la capa y espada de este santafesino que ya es una amuleto para toda la banda millonaria. Tal como en esos años donde las imágenes eran en blanco y negro, un tal Amadeo no paraba de brillar por su presencia.

Que fue el Man of the Match, no hay dudas. Su solvencia en cada salida lo hacía ver como impasable. Ni que hablar del talento, el despliegue, la capacidad para resolver situaciones límites que atravesó durante el encuentro. Pero lo que realmente demostró su temperamento fue que no dudo luego de ese puñal tempranero de Ledesma, después de un exquisito y milimétrico pase de Riquelme.

Los grandes del deporte mundial siempre han dicho que para dejar de ser uno más en la disciplina que uno practique, y convertirse en esos que son recordados por siempre, hay que aparecer en esas batallas memorables. Y el 12 de River estuvo brillante, espectacular y genial. Le ganó el duelo al mejor delantero del país como lo es Palacio y al Titán de las áreas, Martín Palermo. Y quedó mas que expuesto que si no hubiese tenido esa lucidez (reacción clave en el tiro libre del final), la fiesta azul y oro hubiese sido más que feliz.

Este arquero que ya es de Selección, esta demostrando que el que apuesta por la perseverancia y la tenacidad, sumados a una técnica depurada y un don notable, son una mezcla que te da más alegrías que un puñado de dólares. Por eso es impredecible el fútbol. Porque uno que estaba para golear casi lo pierde en el tiro del final. Otra Boca - River quedó en la historia. El mundo lo disfrutó. Y un tal Carrizo volvió a dejar el sello.

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