Si, tengo por ahí unos videos tirados abajo, en la mesita de la TV, fijate que uno dice: “Negro brilló en el Teatro de los Sueños….” Vas a ver como te vas a deleitar. El amigo, extrañado, se imagina que será el concierto de algún cantante famoso, o algo sugestivo que no quiere ni ver. Pero al poner el VHS en la casetera, primero detecta unas imágenes de viejos programas de un canal de cocina. Pero cuando la cinta comienza a recobrar su nitidez, lo que está por venir es un recuerdo cercano, y muy recordado para los amantes de nuestro fútbol…
Si hay algo por lo que se ha destacado en su corta, pero exitosa carrera deportiva es el empeño, la fuerza, y sobre todo, la perseverancia. Así fue su vida. Desde chico tuvo que aprender como era vivir una infancia dura y tempestuosa, estar acostado en su cama junto con sus hermanos y los padres, escuchando los balazos y los gritos fuera de la ventana. Así era la vida en Fuerte Apache. Se acostumbró a eso. Y es por esto que todo lo que tuvo que sobrepasar luego, más o menos tarde, supo como entender la situación y llevarla para delante. Carlitos se rebela y se fortalece. Y eso lo hace líder en una clase de futbolistas que crece a granel.
A partir de ahora, viste una de las camisetas más importantes del mundo. Cuestión que ya conoce y sabe como manejar. En 2003, Carlos Bianchi lo recibió en Boca tras un mediocre sudamericano juvenil con un lugar en la reserva. El fundador de Piola Vago, le respondió enseguida con goles de todos los colores. Primero en el equipo que jugaba el Clausura y luego en la Libertadores, en la que fue incluido sólo a partir de octavos de final. Boca salió campeón de América con un golazo suyo en el Morumbí. En 2005, Corinthians lo recibió con un plantel dividido y lleno de peleas internas. El iraní Kia Joorabchian lo estableció como bandera del Timao y se vino todo lo conocido: título, idolatría y el color celeste y blanco que inundó la torcida brasilera.
Después de tantos logros (no podemos olvidar la medalla lograda en Atenas 04, donde fue la figura del equipo de Bielsa que le dio la presea dorada al fútbol por primera vez en la historia del país), Carlos Tevez llega a los Diablos Rojos con la expectativa de ser el rey en tierras inglesas. Todos, pero todos están más que felices con su arribo. Sus compañeros saben que tiene un juego que rinde en cualquier parte del globo. El cuerpo técnico lo trajo para que se sume a Ronaldo y Rooney, para formar un trío letal, de los mejores del fútbol europeo. Como Tevez en Argentina es Carlitos, y en Brasil fue Carlinhos, hoy en Inglaterra su camiseta tiene su apellido arriba del Nº 32. Pero en el ambiente de los bares y por el Olf Trafford ya le dicen Sir Charles…



Y esta situación se debe a las notables actuaciones que tuvieron el Pato Cabrera y el Pigu Romero. El primero, a pesar de no tener un año regular, se destapó en el Abierto de los Estados Unidos con una victoria, ni más ni menos, sobre los locales Tigre Woods y Jim Furyk, uno y tres del mundo en ese momento (Furyk hoy es el segundo en el escalafón). Por su parte, Romero explotó en la segunda mitad del año y obtuvo cuatro top ten seguidos, entre ellos el tercer puesto en el Abierto Británico y el título en el Abierto de Jugadores de Europa, en Alemania. Estos resultados le permitieron llegar a este torneo como los número 18 y 25, respectivamente.


